El único sobreviviente de un naufragio llegó a nado hasta una pequeña y solitaria isla. Durante días, oró fervientemente a Dios, pidiendo ser rescatado. Cada mañana oteaba el horizonte, pero la ayuda nunca llegaba.
Cansado, comenzó a construir una minúscula cabaña para protegerse. Pero un día, al regresar de su cotidiana búsqueda de comida, encontró la choza en llamas. El humo subía hacia el cielo y había perdido todo.
Desesperado y enojado con Dios, le reprochó: " ¿Cómo pudiste hacerme esto?". Y lloró hasta quedarse dormido sobre la arena de la playa.
A la mañana siguiente, escuchó asombrado la sirena de un barco que se acercaba. Cuando el bote llegó a rescatarlo, les preguntó a los marineros: "¿Cómo supieron que yo estaba aquí?”.
Y ellos le respondieron: "Vimos las señales de humo que nos hiciste".
Cuento de origen desconocido
martes, 3 de febrero de 2009
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1 comentario:
Ay!!! me has dado con bala de plata en medio del corazón.
Mi poca fe semeja a la del náufrago. Dios me dará grandes lecciones, y me las tendré merecidas.
Con éste, no me he reído.
Pero me ha encantado.
Un saludo.
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