Había, en un pueblo de la India, un maestro conocido a la vez por su santidad y por su espíritu excéntrico. Sabedores de ello, los aldeanos lo invitaron a que predicara para divertirse a su costa. Sin embargo, el maestro intuyó que el pedido no era sincero y decidió darles una lección.
Cuando llegó el día de la charla, se presentó ante ellos y les preguntó:
— Amigos, ¿sabéis de qué voy a hablaros?
— No — contestaron todos.
— En ese caso — dijo —, no voy a deciros nada. Sois tan ignorantes que de nada podría hablaros que valiera la pena. No os dirigiré la palabra hasta que no sepáis de qué voy a hablaros.
Desorientados, los asistentes volvieron a sus casas. Se reunieron al día siguiente y decidieron invitarlo de nuevo.
Sin dudarlo, el maestro los visitó otra vez y les preguntó:
— ¿Sabéis de qué voy a hablaros?
— Sí — contestaron todos.
— En ese caso, no tengo nada que deciros porque ya lo sabéis. Buenas noches, amigos.
Enojados y burlados, los aldeanos no se dieron por vencidos y convocaron por tercera vez al maestro. Este se presentó ante ellos y luego de un breve silencio les preguntó:
— ¿Sabéis de qué voy a hablaros?
Los aldeanos se habían puesto de acuerdo para no dejarse atrapar de nuevo y contestaron:
— Algunos lo sabemos y otros no.
— En ese caso, que los que saben transmitan su conocimiento a los que no saben.
Dicho esto, el hombre santo se marchó a su casa.
Cuento de la tradición hindú
miércoles, 25 de febrero de 2009
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1 comentario:
Encantada !!1 Me divierto y aprendo tanto con lo que publicás.
Te felicito.
Es el blog más original que vi.
Como sabés, no te dejo ni respirar que ya te leo.
Un abrazo.
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