En un pueblo de la India había un negocio de orfebrería donde trabajaban cuatro hombres a los que se consideraba muy piadosos. Las gentes de la localidad, impresionadas por sus aires de santidad, se habían convertido en generosos clientes del establecimiento. Les agradaba mucho comprobar que, cuando llegaban a la tienda, los cuatro orfebres repetían los nombres de distintas divinidades hindúes. Al llegar un cliente, uno de ellos exclamaba: “Keshava, Keshava”; un poco después, otro entonaba: “Gopal, Gopal”; a continuación, el tercero recitaba: “Hari, Hari”. Al instante, el cuarto orfebre decía fervorosamente: “Hara, Hara”. Entonces los clientes, satisfechos con tanta devoción, hacían una buena compra.
Todos estos términos son nombres de deidades del panteón hindú, pero los orfebres eran bengalíes y en su lengua tienen un segundo significado. “Keshava” quiere decir: “¿Quiénes son?”, que es lo que preguntaba el primer orfebre; “Gopal” significa: “Un rebaño de vacas”, que es lo que contestaba el segundo; “Hari” significa: “¿Puedo robarles?”, que es lo que preguntaba el tercero; “Hara” quiere decir: “Sí, róbales”, que es lo que declaraba el cuarto.
Cuento de la tradición hindú.
sábado, 15 de mayo de 2010
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