Una mujer anciana había sostenido a un monje durante más de veinte años. Le había construido una cabaña y le proveía comida mientras estaba meditando. Pero, pasado el tiempo, se preguntó qué progresos había hecho su protegido.
Para averiguarlo, pidió ayuda a una sobrina, joven y atractiva.
— Ve y abrázalo —le dijo—. E, inmediatamente, pregúntale:" ¿Y ahora qué? ".
La muchacha buscó al monje, lo abrazó y luego le preguntó qué iba a hacer al respecto.
— Un viejo árbol crece en una roca fría durante el invierno —respondió éste—. En ninguna parte hay calor.
La joven regresó y le contó a su tía lo que había sucedido.
— ¡Pensar que alimenté ese tipo durante veinte años! —exclamó la anciana enojada—. No era necesario que respondiera a la pasión, pero al menos debería haber demostrado un poco de compasión.
Y, al punto, se dirigió a la cabaña del monje y la quemó.
Cuento de la tradición budista zen.
domingo, 14 de marzo de 2010
Un poco de compasión
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