Hyakujo convocó a sus monjes, pues quería enviar a uno de ellos a abrir un nuevo monasterio.
Poniendo una jarra llena de agua en el suelo, preguntó:
— ¿Quién puede decir qué es esto sin llamarlo por su nombre?
El monje jefe, que esperaba ser el designado, respondió:
— No puede decirse que sea un zueco
— No es un estanque, pues puede ser transportado —dijo otro monje
El monje cocinero se acercó, hizo caer la jarra de un golpe, y se marchó.
Hyakujo sonrió y declaró:
— El monje cocinero será el maestro del nuevo monasterio.
Cuento de la tradición budista zen.
martes, 30 de marzo de 2010
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