Durante una cacería, el emperador llegó de improviso a la posada que atendía temporariamente el mullah Nasrudín. El soberano pidió tortillas de huevos para él y su séquito y, cuando las hubieron comido, preguntó:
— ¿Cuál es el precio de nuestro almuerzo?
— A usted y a sus cinco acompañantes las tortillas les costarán mil monedas de oro —repuso el mullah.
El emperador enarcó las cejas.
— Los huevos deben ser muy costosos aquí, ¿tan escasos son?
— No son los huevos los que escasean aquí, majestad, sino las visitas de los emperadores.
Cuento de la tradición sufí.
miércoles, 10 de marzo de 2010
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