Cierto hombre creía que el último día de la humanidad caería en una determinada fecha y se debía afrontar de modo adecuado.
Llegado el día, congregó en torno suyo a cuantos estuvieron dispuestos a escucharlo y los condujo a la cima de un volcán. Tan pronto estuvieron reunidos allí, el peso acumulado hizo que se hundiera la frágil corteza y todos terminaron en las profundidades del cráter. Y, en efecto, fue para ellos el último día.
Cuento de origen desconocido.
domingo, 21 de marzo de 2010
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