El maestro de sable Tajima tenía un mono como mascota. Éste asistía a menudo a los entrenamientos de los discípulos y, siendo por naturaleza imitador, aprendió la manera de tomar un sable y de utilizarlo.
Cierto día, un guerrero errante expresó su deseo de confrontar su habilidad en el manejo del arma con Tajima. El maestro le sugirió que combatiera primero con el mono. El visitante se sintió amargamente humillado pero el encuentro tuvo lugar.
El guerrero atacó rápidamente al mono, que evitó ágilmente los mandobles. Pasando al contraataque, el mono consiguió acercarse a su adversario y desarmarlo. Cuando el hombre, avergonzado, volvió a ver a Tajima éste le hizo la siguiente observación:
— Desde el principio sabía que usted no era capaz de vencer al mono.
Habían pasado varios meses cuando el guerrero apareció de nuevo y volvió a expresar su deseo de combatir con el mono. El maestro, adivinando que el hombre se había entrenado intensamente, presintió que el mono se negaría a combatir. Por lo tanto no aceptó la petición de su visitante. Pero éste insistió y Tajima acabó por ceder.
En el mismo instante en el que el mono se puso frente al hombre, arrojó su sable y emprendió la huida gritando. Tajima terminó por concluir:
— ¿No se lo dije? No lo iba a vencer...
Cuento de origen desconocido.
sábado, 20 de marzo de 2010
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