Habiéndole propinado alguien un puntapié, Sócrates aguantó la afrenta sin tomarse desquite alguno. Como algunos lo instaran a emprender medidas contra el agresor, Sócrates les dijo:
—¿Cómo voy a demandarlo ante la justicia? ¿Acaso denunciarían ustedes a un asno que les hubiera dado una coz?
Cuento tomado del libro “La sonrisa de Voltaire”, de Pedro González Calero.
martes, 19 de abril de 2011
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