—He hallado dos afirmaciones de nuestra doctrina que se contradicen entre sí, ¿cuál deberé elegir? —le preguntó el discípulo al maestro.
—Se contradicen únicamente si las consideras por separado —repuso el maestro—. Si palmeas tus manos y sólo observas el movimiento de cada una, creerás que se oponen. No habrás percibido lo que ocurre realmente. La oposición de ambas palmas tiene como único objeto producir un aplauso.
Cuento de la tradición sufí.
lunes, 4 de abril de 2011
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