Un día, cuando Nasrudín era predicador en su pueblo, tuvo una pelea con el alcalde, Sucedió que, poco tiempo después, el alcalde murió. La gente del pueblo fue a ver al mullah y le dijo:
— El alcalde ha muerto. Ven y dirige la ceremonia para su funeral. Debes leer la oración de la muerte para él.
— ¿De qué serviría? —respondió—. ¡Estamos peleados y jamás me escucharía!
Cuento de la tradición sufí.
viernes, 18 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario