Un estudiante de Zen se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole:
— Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar. Se van unos segundos y luego vuelven con más fuerza. No me dejan en paz. Entonces, el maestro le dijo:
— Bien. Aferra esta cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita.
El discípulo obedeció y, al cabo de un rato, el maestro le ordenó:
— ¡Deja la cuchara!
El alumno así lo hizo y la cuchara cayó al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó:
— Entonces, ahora dime quién agarraba a quién, ¿tú a la cuchara o la cuchara a ti?
Cuento de la tradición budista zen.
domingo, 13 de septiembre de 2009
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