Después de haber vertido mucha sangre, unos guerreros turcos saquearon un poblado. Capturaron a dos campesinos y decidieron matar a uno de ellos. Mientras lo ataban, el campesino preguntó.
—¿Por qué me matáis así, sin razón?
—Para atemorizar a tu amigo y forzarlo a que nos revele dónde ha ocultado su oro —respondieron los guerreros.
—¡Pero él es más pobre que yo! ¡Mejor matadlo a él y entonces yo, presa del terror, os diré dónde he escondido mi oro!
Cuento de Rumi.
sábado, 21 de mayo de 2011
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