Un filósofo llegó un día al taller de un zapatero remendón con unos zapatos gastados y le dijo:
—Por favor, arréglalos.
—Ahora estoy remendando zapatos de otros hombres —respondió el zapatero—, y hay todavía más para reparar antes de que pueda ocuparme de los tuyos. Pero déjalos aquí. Usa este otro par por hoy, y ven mañana a buscarlos.
—No uso zapatos que no son míos —protestó indignado el filósofo.
—Pues bien -dijo el remendón—, ¿en verdad eres un filósofo y no puedes calzarte los zapatos de otro hombre? Al final de esta calle hay otro zapatero que comprende a los filósofos mejor que yo. Recurre a él para remiendos.
Cuento de Gibran Khalil Gibran.
miércoles, 4 de mayo de 2011
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