Cierto día, el maestro Bahaudin estaba con sus discípulos en la plaza de Bujara cuando se aproximó un derviche errante.
—¿De dónde vienes? —le preguntó el maestro.
—No tengo ni idea —dijo el otro riendo estúpidamente.
Algunos de los discípulos murmuraron su desaprobación por ésta falta de respeto.
—¿Adónde vas? —prosiguió Bahaudin.
—¡No lo sé! —gritó el derviche.
—¿Qué es el Bien?—. Para entonces, ya se había reunido una gran multitud en torno de ellos.
—No lo sé.
—¿Qué es el Mal?
—No tengo ni idea.
—¿Qué es lo Correcto?
—Todo lo que es bueno para mí.
—¿Qué es lo Equivocado?
—Todo lo que es malo para mí.
Las gentes, agotada su paciencia e irritadas por el derviche, lo apartaron. Este se fue caminando, a grandes pasos, en una dirección indeterminada.
—¡Tontos! —exclamó Bahaudin—. Este hombre estaba representando el papel de la humanidad. Mientras vosotros lo despreciabais, él os enseñaba deliberadamente la falta de atención que todos vosotros mostráis, de forma inconsciente, cada día de vuestras vidas.
Cuento de la tradición sufí.
sábado, 14 de mayo de 2011
Bahaudin y el derviche errante
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