El padre de Moshé Leib se oponía resueltamente a la vía jasídica. Cuando supo que Moshé había dejado la casa para convertirse en discípulo de rabí Schmelke, se puso furioso. Cortó la rama de un árbol y la guardó en su habitación, a la espera de que regresara su hijo. Cada vez que veía una rama más apropiada, fabricaba con ella una nueva vara que, al parecer, resultaría más eficaz, y tiraba la antigua. Pasó el tiempo y muchas varas fueron cambiadas. Durante una limpieza general de la casa, un sirviente tomó la vara y la llevó al desván.
Poco después, Moshé Leib pidió permiso a su maestro para ausentarse por un corto tiempo y se dirigió a su casa. Cuando vio que su padre daba un salto al verlo y emprendía furiosa búsqueda, fue directamente al desván, retiró la vara y la depositó frente al anciano. Este miró el rostro grave y afectuoso de su hijo y se sintió vencido.
Cuento de la tradición jasídica.
martes, 10 de mayo de 2011
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