Un arquero quiso cazar la luna. Noche tras noche, sin descansar, lanzó sus flechas hacia el astro.
Los vecinos comenzaron a burlarse de él. Inmutable, siguió lanzando sus flechas.
Nunca cazó la luna, pero se convirtió en el mejor arquero del mundo.
Cuento de Alejandro Jodorowsky.
miércoles, 23 de febrero de 2011
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