Apenas había concluido Nasrudín una de sus prédicas habituales cuando un bromista de entre los asistentes le dijo:
— En lugar de tejer teorías espirituales, ¿por qué no nos muestras algo práctico?
El pobre mullah quedó totalmente perplejo.
— ¿Qué clase de cosa práctica quieres que te muestre?— atinó a preguntar.
Satisfecho de haberlo mortificado y de causar impresión a los presentes, el bromista dijo:
— Muéstranos, por ejemplo, una manzana del jardín del Edén.
Nasrudín tomó inmediatamente una manzana de un cesto y se la presentó al individuo.
— Pero esta manzana —dijo éste— está podrida por un lado. Seguramente una manzana celestial debería ser perfecta.
— Es verdad, una manzana celestial debería ser perfecta —dijo el mullah—. Pero, dadas tus reales posibilidades, esto es lo más parecido que podrás tener a una manzana celestial.
Cuento de la tradición sufí.
martes, 26 de octubre de 2010
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