Cierto día, Nasrudín estuvo a punto de caer en un estanque, pero su vecino lo sostuvo en el último momento. En lo sucesivo, cada vez que se encontraban, el hombre le recordaba que lo había salvado de mojarse.
Por fin, incapaz de soportarlo por más tiempo, el mullah llevó a su vecino al estanque, se sumergió en él hasta el cuello y gritó:
— ¡Ahora estoy tan mojado como lo hubiera estado de no haberte visto nunca! ¿Me dejarás en paz?
Cuento de la tradición sufí.
jueves, 14 de octubre de 2010
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