Nasrudín llamó a la puerta de una casa opulenta para pedir dinero con fines benéficos, pero el criado le dijo:
— Mi amo ha salido.
— Muy bien —replicó el mullah—, aunque no haya podido contribuir, te ruego que le des a tu amo un consejo de mi parte. Dile: “La próxima vez que salgas, no dejes tu cara en la ventana. Alguien podría robarla”.
Cuento de la tradición sufí.
lunes, 11 de octubre de 2010
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