Un hombre murió, dejando una gran fortuna repartida entre sus dos hijos. Pero ambos eran codiciosos y pensaron que el otro había sido favorecido con una parte mayor de la herencia.
Sin lograr un acuerdo, llevaron su disputa hasta el juez de la localidad. Este, después de tomar nota de sus respectivos argumentos, le preguntó al primero:
— ¿Eres capaz de jurar que tu hermano ha recibido en herencia una parte mayor que la tuya?
— Sí — contestó el aludido sin vacilar.
— Y tú — le preguntó el juez al segundo —, ¿eres capaz de jurar también que tu hermano ha recibido una parte mayor que la tuya?
— Sí — respondió el otro de forma igualmente categórica.
— Pues si ambos estáis convencidos de tal cosa, mi sentencia es que intercambiéis vuestras respectivas herencias. Que se ejecute inmediatamente lo dictado.
Cuento de la tradición sufí.
miércoles, 5 de agosto de 2009
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