Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Cierta vez, fue a visitar a su antiguo maestro Nan-in. Era un día lluvioso, de modo que llevaba zuecos de madera y portaba un paraguas.
Cuando llegó, Nan-in le dijo:
— Has dejado tus zuecos y tu paraguas a la entrada, ¿no es así? Pues bien, ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de los zuecos?
Tenno no supo qué responder y se sintió confundido. Luego, comprendió que no había sido capaz de practicar la conciencia constante, de modo que nuevamente se hizo discípulo de Nan-in y practicó hasta obtenerla.
Cuento del budismo zen.
domingo, 16 de agosto de 2009
La conciencia constante
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario