Ikkyu, el sabio zen, desde pequeño fue muy avispado. Su maestro poseía una preciosa taza de té, de rara antigüedad. Un día, a Ikkyu se le rompió accidentalmente. Oyendo los pasos del mentor que se acercaba, ocultó tras de sí los fragmentos. Cuando apareció, Ikkyu le preguntó:
— ¿Por qué hay que morir?
— Es lo natural — respondió el digno señor —. Todo debe morir y tiene un determinado tiempo de vida.
Entonces Ikkyu, mostrando el objeto despedazado, explicó:
— A tu taza le había llegado el tiempo de morir.
Cuento de la tradición budista zen.
viernes, 17 de julio de 2009
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1 comentario:
Bueno si hubiese sabido esa repuesta hace unos años atras talvez no me tendria que haber aguantado los gritos de mi madre cuando se me rompia algo... aunque pensandolo bien ni me hubiese escuchado jajajaj nunca preguntaba los porque...
un besote
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