Nasrudín fue al palacio del rey y se presentó directamente ante el trono. Vestía de una forma tan poco convencional que nadie se atrevió a detenerlo. El rey le preguntó:
— ¿Qué buscas?
Nasrudín contestó:
— Busco un lugar para dormir en esta posada.
El rey, sorprendido, dijo:
— Esto no es ninguna posada, es mi palacio.
Nasrudín, entonces, preguntó:
— ¿De quién era el palacio antes de ser tuyo?
— De mi padre — dijo el rey.
— ¿Y antes de tu padre?
— De mi abuelo.
— ¿Y a este lugar, donde la gente viene y va, donde se quedan un tiempo y después desaparecen, lo llamas con otro nombre que no sea posada?
Cuento de la tradición sufí.
lunes, 13 de julio de 2009
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1 comentario:
Pues claro como la vida una hermosa posada si nos sentimos un poco reyes o no?
besos graciela
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