Una noche, una mujer tuvo un intenso sueño de gran realismo, tan claro que pensó que estaba despierta. Soñó que perdía la cabeza. Literalmente, soñó que su cabeza se caía de sus hombros.
A la mañana siguiente, se despertó y se puso a buscar como loca su cabeza. Buscó por todas partes y no consiguió encontrarla. Sus gritos desesperados no sirvieron para nada.
Por fin, acudió a un maestro y le preguntó dónde podía encontrar su cabeza. El maestro se limitó a sostener un espejo ante ella para que pudiera contemplarse. Y la mujer se dio cuenta de que la había llevado en su sitio todo el rato, que sólo la había perdido en sueños.
Cuento del budismo tibetano.
domingo, 3 de julio de 2011
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