— Despierta —cuchicheó la mujer de Nasrudín una noche—, hay ladrones en casa. Veo los bultos que han dejado en el jardín.
El mullah echó a un lado la ropa de la cama e hizo amago de salir por la ventana.
—¿Qué haces? —le preguntó su esposa.
—Mientras registran nuestras miserables posesiones, voy a robarles sus fardos.
Cuento de la tradición sufí.
viernes, 29 de julio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario