Decía un anciano que sólo se había quejado una vez en toda su vida: cuando iba con los pies descalzos y no tenía dinero para comprarse zapatos. Entonces, vio a un hombre feliz que no tenía pies. Y nunca volvió a quejarse.
Cuento tomado del libro “La oración de la rana”, de Anthony de Mello.
viernes, 24 de diciembre de 2010
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