Un hombre se acercó a Sócrates con su hijo, y le pidió que se encargara de la educación del muchacho. El filósofo le dijo que le cobraría quinientos dracmas. Al rico le pareció muy caro:
–— ¡Es mucho dinero! —dijo—. Por esa cantidad podría comprarme un asno.
–— Efectivamente, le aconsejo que lo compre —repuso Sócrates—. Así tendrá dos.
Cuento de origen desconocido.
lunes, 20 de diciembre de 2010
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