Cuando Seietsu enseñaba en Kamakura, fue necesario ampliar la sede. Un rico comerciante decidió donar quinientas monedas de oro y se las llevó al maestro.
Al recibirlas, Seietsu se limitó a decir:
— Está bien. Las acepto.
El comerciante se sintió molesto por la actitud. Una persona podía vivir un año con tres monedas y él no había recibido ni siquiera las gracias por quinientas.
— Esta bolsa contiene mucho dinero. Incluso para mí, que soy rico.
— ¿Quieres que te dé las gracias por ello?
— Deberías.
— ¿Por qué habría de hacerlo? —preguntó Seietsu—. El dador es quien debe estar agradecido.
Cuento de la tradición budista zen.
miércoles, 11 de agosto de 2010
El dador debe estar agradecido
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