Kakua fue el primer japonés que estudió Zen en China. No viajaba en absoluto. Lo único que hacía era meditar asiduamente. Cuando la gente lo encontraba y le pedía que predicara, él decía unas cuantas palabras y se marchaba a otro lugar del bosque, donde resultara más difícil encontrarlo.
Cuando regresó al Japón, el emperador oyó hablar de él y le hizo llegar su deseo de que predicara el Zen ante él y toda su corte. Kakua acudió y se quedó un momento en silencio frente al soberano. Luego, sacó una flauta de entre los pliegues de su vestido y emitió con ella una breve nota. Después hizo una profunda inclinación y desapareció.
Cuento de la tradición budista zen.
viernes, 13 de agosto de 2010
La nota de sabiduría
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