lunes, 24 de agosto de 2009

Instrucciones para triunfar en el oficio

Hace mil años, dijo el sultán de Persia:
— Qué rica.

Él nunca había probado la berenjena, y la estaba comiendo en rodajas aderezadas con jengibre y hierbas del Nilo.

Entonces el poeta de la corte exaltó a la berenjena, que da placer a la boca y en el lecho hace milagros, porque para las proezas del amor es más poderosa que el polvo de diente de tigre o el cuerno rallado de rinoceronte.

Un par de bocados después, el sultán dijo:
— Qué porquería.

Y entonces el poeta de la corte maldijo a la engañosa berenjena, que castiga la digestión, llena la cabeza de malos pensamientos y empuja a los hombres virtuosos al abismo del delirio y la locura.
— Recién llevaste a la berenjena al Paraíso, y ahora la estás echando al Infierno — comentó un insidioso.

Y el poeta, que era un profeta de los medios masivos de comunicación, puso las cosas en su lugar:
— Yo soy cortesano del sultán. No soy cortesano de l a berenjena.

Cuento de Eduardo Galeano.

1 comentario:

Gustavo Ramírez dijo...

Ey, Galeano. Ese cuento es de mi amigo Nasrudin!