miércoles, 29 de abril de 2009

La sospecha

Un hombre perdió su hacha y sospechó del hijo de su vecino. Observó la manera de caminar del muchacho: exactamente como un ladrón. Observó la expresión del joven: como la de un ladrón. Observó también su forma de hablar: igual a la de un ladrón. En fin, todos sus gestos y acciones lo denunciaban culpable del hurto.

Pero más tarde encontró su hacha en un valle. Y después, cuando volvió a ver al hijo de su vecino, todos los gestos y acciones del muchacho parecían muy diferentes de los de un ladrón.

Cuento de origen desconocido

1 comentario:

SIL dijo...

Graciela si supieras cuánto has dado en el blanco de mis bajezas con este cuento.
Yo soy tan prejuiciosa y mal pensada... Y me he tenido que retractar ante mi misma, luego.
Es un mecanismo de defensa, me trato de explicar, porque muchas veces me traicionaron...
Pero igual no justifica mi forma de ser.
MUY ALECCIONADOR....
BESOS-