miércoles, 1 de julio de 2009

Las cosas no siempre son lo que parecen

Dos ángeles viajeros se detuvieron para pasar la noche en la casa de una familia adinerada. La familia era poco hospitalaria y alojó a los ángeles en un rincón del frío sótano.

Mientras estaban armando sus camas en el suelo, el ángel más viejo vio un agujero en la pared y lo reparó.

La noche siguiente, el par de ángeles fue a descansar en la casa de un pobre granjero muy hospitalario y su esposa. Después de compartir la humilde comida, la pareja de granjeros les cedió su cuarto a los ángeles para que pudieran descansar bien.

Cuando el sol se levantó a la mañana siguiente, los ángeles encontraron al granjero y su esposa llorando. Su única vaca, cuya leche había sido su sólo ingreso, yacía en el campo. El ángel más joven se asombró y le preguntó al más viejo cómo había permitido que eso ocurriera.
— El primer hombre tenía todo, y además tú lo ayudaste... La segunda familia tenía muy poco y estaba dispuesta a compartir todo... ¡Y tú permitiste que la vaca se les muriese...!
— Cuando nos quedamos en el sótano de la mansión — contestó el más viejo —, vi, por el agujero de la pared, que había muchas bolsas de oro en la habitación vecina. Como el dueño se obsesionó con su avaricia y no era capaz de compartir su fortuna, yo le sellé la pared para que nunca más las vuelvan a encontrar. Y anoche, cuando nos fuimos a dormir a la cama de los granjeros, vino el ángel de la muerte para llevarse a su esposa. Yo le di en cambio la vaca. Las cosas no siempre son lo que parecen.

Cuento de origen desconocido.

1 comentario:

Monica Gudiño dijo...

las cosas no siempre son lo que parecen y una primera mirada no siempre es suficiente, escuche un cuentito similar a este donde el protagonista siempre decia "porque dices que desgracia o que suerte, espera haber que nos trae el tiempo"...
la vida da muchas vueltas y tieene un sin fin de matizes, convivir con ellos es parte de nuestro creciemiento.

un besito