martes, 14 de julio de 2009

La felicidad

Desesperado, el discípulo le dijo al maestro:
— Necesito que alguien me ayude o voy a volverme loco. Vivo en una pequeña habitación con mi mujer, mis hijos y mis parientes, de manera que tenemos los nervios a punto de estallar y no dejamos de gritarnos y de increparnos los unos a los otros. Aquello es un verdadero infierno.
— ¿Me prometes que harás lo que yo te ordene? — le dijo el maestro con toda seriedad.
— ¡Te juro que lo haré!
— Perfectamente. ¿Cuantos animales tienes?
— Una vaca, una cabra, seis gallinas..... y alguno más.
— Mételos a todos en la habitación y vuelve dentro de una semana.

El discípulo se horrorizó, pero había prometido obedecer. De modo que lo hizo y regresó al cabo de una semana quejándose desconsoladamente:
— ¡Vengo hecho un manojo de nervios! ¡Qué suciedad, qué peste, qué ruido! ¡Estamos todos a punto de volvernos locos!
— Mete ahora el perro y el caballo y vuelve dentro de una semana.

Cuando el hombre regresó, ya no podía más. Su situación era insoportable.
— Ahora vuelve — dijo el maestro —, y saca a todos los animales afuera.

El hombre se marchó a su casa corriendo y regresó al día siguiente radiante de alegría:
— ¡Qué felicidad! Han salido todos los animales y aquello es ahora el paraíso. ¡Qué tranquilidad, qué limpieza, qué amplitud!

Cuento de la tradición taoísta.

2 comentarios:

Annie dijo...

Voy a tener que encontrar
una vaca, una cabra
y las seis gallinas...

Y pruebo total no
pierdo nada!!!!

JAJAJAJAJAJA

BESOS GRACIELA!!!

=)

Monica Gudiño dijo...

y si en ves de encerrar a los animales encierro a los niños en un cuarto jajaja es feo no?, pero capaz que me de mas resultado jajaj.
un beso