Un seguidor de Hazrat Mohammed fue con él a la mezquita para las oraciones de madrugada. Era verano y, de regreso, vio que mucha gente todavía permanecía en sus casas. El hombre le dijo a Hazrat con mucha arrogancia:
—¿Qué les pasará a estos pecadores? No han acudi¬do a los rezos matutinos.
Mohammed se detuvo y le contestó:
—Vete a tu casa. Debo regresar a la mezquita.
—¿Por qué? —preguntó el hombre
— Mi oración matutina se ha desperdiciado por tu culpa—repuso el maestro—. Tengo que rezar de nuevo. Y en cuanto a ti, acuérdate de no venir más. Tus rezos sólo han conseguido darte un pretexto para condenar a los demás.
Cuento de Osho.
sábado, 20 de agosto de 2011
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