Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces.
— ¿Quién eres tú? — le preguntó al mar la muñeca de sal.
Con una sonrisa, el mar le respondió:
— Entra y compruébalo tú misma.
Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada:
— ¡Ahora ya sé quién soy!
Cuento tomado del libro “El canto del pájaro”, de Anthony de Mello
viernes, 3 de abril de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Qué belleza sin par. Este cuento sí que tiene luz propia.
Es uno de mis premiados !!!
ABRAZOS.
Hola Graciela, nada, solo darte las gracias por la tarde tan agradable que he pasado leyendo los bonitos cuentos que hay en tu blog. Con tu permiso, he cogido unos cuantos...volveré a por más.
Un saludo. Maria
Publicar un comentario