Un campesino chino fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Luego, un poco confuso en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? No lo podía recordar. Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas. La mujer le dio el espejo y le dijo:
— Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre tomó el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
—No tienes de qué preocuparte, es una vieja.
Cuento popular chino
martes, 14 de abril de 2009
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2 comentarios:
ESPECTACULAR !!
APLAUSOS !!!
ME ENCANTA ESTE BLOG!!!!
YA TE LO HABÍA DICHO ¿??
SI.CIEN VECES.
saludos.
...es que los espejos a veces nos dan verdaderos sustos, no es cierto?
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