sábado, 7 de noviembre de 2009

Detente

Había una vez un discípulo muy inquieto y activo en la búsqueda espiritual. Pero no lograba alcanzar la iluminación a pesar de sus esfuerzos. Desesperado, se dirigió al maestro y le dijo:
— Busco incansablemente el conocimiento pero jamás lo logro. ¿Qué puedo hacer?
— Puedes dejar de buscar. Cuanto más persigas a tu sombra, menos la alcanzarás. Hasta el riachuelo se detiene al llegar al océano. Hasta el caballo de carreras se detiene al llegar al establo. Hasta el tigre descansa al atardecer. ¡Detente!
— Pero, ¿no debo buscar la iluminación? —preguntó extrañado el discípulo.
— Detente y ella te buscará a ti.

Cuento de origen desconocido.

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