viernes, 5 de noviembre de 2010

El negador de milagros

Chu Fu Tze, negador de milagros, había muerto; lo velaba su yerno.

Al amanecer, el ataúd se elevó y quedó suspendido en el aire, a dos cuartas del suelo. El piadoso yerno se horrorizó.
— Oh, venerado suegro —suplicó—, no destruyas mi fe de que son imposibles los milagros.

El ataúd, entonces, descendió lentamente, y el yerno recuperó la fe.

Cuento anónimo chino.

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