domingo, 17 de enero de 2010

El verdadero milagro

Mientras Bankei predicaba en el templo Ryumon, un sacerdote, celoso de su gran audiencia, se propuso discutir con él.

Bankei estaba en medio de su charla, cuando apareció el sacerdote e hizo un gran ruido. El maestro interrumpió su discurso y le preguntó la razón de tanto alboroto.
— El fundador de nuestra orden tenía un gran poder para hacer milagros —se jactó el hombre—. Una vez, levantó un pincel en una orilla del río y escribió el sagrado nombre de Amida sobre un papel que sostenían sus discípulos en la otra orilla. ¿Tú eres capaz hacer algo tan maravilloso?

Bankei respondió sin inmutarse:
— Quizás tu maestro puede realizar semejante truco, pero ése no es el camino del zen. Mi milagro reside en que cuando tengo hambre, como; y cuando tengo sed, bebo.

Cuento de la tradición budista zen.

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