En cierta ocasión, Bankei estaba trabajando en su jardín cuando llegó un hombre que buscaba un maestro, y le preguntó:
— Jardinero, ¿dónde está el maestro?
Bankei se rió y repuso:
— Atraviesa esa puerta y dentro lo encontrarás.
El hombre dio la vuelta y entró. Con sorpresa, vio a Bankei sentado en un sitial. Era el mismo hombre que había visto fuera, el jardinero.
El buscador exclamó:
— ¿Estás tomándome el pelo? Baja de ese sitial. Lo que haces es un sacrilegio,
Bankei bajó, se sentó en el suelo y dijo:
— Bueno, ahora tienes un problema. No vas a encontrar a ningún maestro por aquí porque yo soy el maestro.
Cuento de la tradición budista zen.
domingo, 27 de diciembre de 2009
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